Irreprimible

El último día de marzo.

Si dejas abiertas las puertas de par en par, el viento camina junto a tí, te acaricia el rostro y salta por la ventana. Lo acompañan los susurros adormilados de automóviles lejanos, suaves, llenos de recuerdos. La luz del sol lo limpia todo.

Es fácil darse cuenta de que quiens viven son ellos y no nosotros. Nosotros sólo existimos. Ellos son los dueños de la vida eterna, aquella que no se desvanece bajo el abrazo de la tierra.

La verdad de la semana santa.

El fin de semana santa se celebra la pasión de Cristo (Extrañamente, se le llama pasión al hecho de que fue azotado, humillado, desnudado y crucificado. Quizá se puede inferir que Jesús era masoca.), la muerte, luego un día de relleno y la resurrección al tercer día.

Algo bastante apócrifo es el porqué salió de su tumba al tercer día. Normalmente la curia da motivos teológicos, explicaciones que rayan con la numerología, de misticismo innecesario. No los culpo. En su imaginario, TODO apesta a mística del modo en que los abuelos apestan a naftalina. Pero, lo que ocurrió en realidad fue bastante distinto. Jesús resucitó a la noche del primer día.

La misma noche en que murió, Jesús resucitó. Con las marcas aún frescas, la poca ropa que llevaba entintada en sangre, enrollado como un burrito en un sudario sucio. A la oscuridad. Al silencio interminable de un sepulcro cuya única entrada fué obstruída con una roca.

Hay dos teorías principales sobre esta roca, del tamaño de un hombre, que tapada la única entrada al improvisado mausoleo. La primera, es que a Jesús se le olvidó avisar de que resucitaba más rato, o simplemente no quizo hacerlo. Después de lo de Judas es comprensible, no fuese a ser cosa que resucitara a los quince minutos y lo estuviesen esperando tres soldados romanos para crucificarlo de nuevo por porfiado. La segunda, es que les avisó a sus apóstoles durante la última cena. Jesús sabía que resucitaría, cuando y donde. Mandó a Judas a delatarlo por treinta monedas, monedas que usarían para contratar unas niñas alegres para pasar el mal rato de la crucificción (Cabe hacer notar que Judas sí traicionó a Jesús, aunque no del modo en que dice la biblia. Si bien el sólo obedecía órdenes de su maestro al delatarlo, luego fué y se gastó las treinta monedas en las maquinitas tragamonedas).
Pero, Jesús no contaba con el desagradable sentido del humor de Mateo, Pedro y Pablo. Antes de que pudiera resucitar -deberían intentarlo ustedes en su casa, no es nada fácil-
, el trío de wetas tapó la entrada con una roca pesada y se marcharon del lugar, muertos de la risa imaginándose la cara del pobre nazareno cuando reanimara.

Sea cual sea la teoría correcta, Jesús pasó Viernes, Sábado, y toda la mañana del Domingo gritando por si alguien le escuchaba y le ayudaba a correr la roca. Sin nada que comer, ni beber. Ni nada tampoco para limpiarse el culo después de hacer sus necesidades -La mancha que se ve en el sudario que se mantiene en el vaticano... no es sangre-. Le rogó a su padre que enviase a un par de ángeles a ayudarle, pero andaban todos en Mendoza aprovechando el fin de semana largo.


Esto es bastante diferente de la historia oficial, pero es normal que los medios de poder cuenten la historia del modo que más les convenga a ellos. Y no sería bueno para la imagen del Vaticano andar contando que el primer papa de Roma anduviese haciendo bromas pesadas en una fecha sagrada como Semana Santa.