Irreprimible

¿Sirven los anticonceptivos orales para hacer crecer el pelo?

¿Sirven los anticonceptivos orales para hacer crecer el pelo?


No. Si realmente hicieran crecer el cabello muchas mujeres tendrían pelos en la garganta y el estómago.

Esta historia sabe a naranjo

"¡Por fin tengo a alguien que no me hará cosas cochinas cuando
quedemos solos!", dijo la niña, mientras sostenía el feto. Acababa de
dar a luz, creyó, sin darse cuenta, un bebé frío y café (café es el
color que obtienes cuando mezclas bien azul y rojo). Pero cund fué a
contarle le dijeron, "Maldita puta, ahora tendremos que enterrarlo
para que nadie sepa de esto!"

Ahora te voy a contar una historia. Esta historia sabe a
naranjo. "¡Las historias no tienen sabor!", dijiste, pero pero te tuve
que golpear porque las pequeñas maracas de nueve años no tienen
derecho a contestarme.

Un hombre ciego vivía solo, o no tan solo, pues tenía consigo
un gato, un gato gordo y malvado. Malvado y gordo porque cada vez que
podía se comía toda la comida del ciego, partiendo por un pastel que
cortaba con un enorme cuchillo, o rompía a arañazos la cama del ciego,
por puro gusto. Pero el ciego no lo sabía, ya que cada vez que el gato
se comía toda la comida del ciego, partiendo por un pastel que
cortaba con un enorme cuchillo, o rompía a arañazos la cama del ciego,
por puro gusto, culpaba al tigre que vivía en la casa de al lado. El
tigre amaba al hombre ciego, y jamás le habría hecho daño. Pero el
ciego no lo sabía.
Un día, el gato gordo se aburrió. "No quiero seguir siendo el
triste gato de un hombre ciego" dijo, así que tomo el enorme cuchillo
con que cortaba el pastel y partió a abrirle el estómago al hombre
ciego. El tigre lo vió por la ventana y supo que iba a matar al hombre
ciego, así que entró por la ventana y se comio al gato gordo de dos
mordiscos. El hombre ciego fue al comedor al sentir el ruido, donde
aún estaba el tigre."¿Gato gordo, qué ha pasado?", interrogó el ciego.
"Ha entrado el tigre malvado que vive al lado", le respondió el mismo
tigre. Quizo el tigre hacerse pasar por el gato, pero temeroso de que
si el ciego le acariciase el lomo se diese cuenta de su tamaño, se
metió bajo la cama y se quedó ahí por días. El ciego diariamente metía
la mano bajo la cama y le acariciaba. El tigre era muy feliz con su
nueva vida, y salía sólo para comer comida de gato.
Un tigre no es capaz de sobrevivir sólo con la ración de un
gato, pero nuestro tigre jamás se atrevió a salir a robar pastel con
un cuchillo enorme como lo hacía el gato gordo. Y con cada día, se
hacía más debil y flaco, hasta que finalmente salió a comer, pero se
quedó tirado en el sueño insconsciente, incapaz de volver bajo la
cama. El hombre ciego tropezó con su cola, y al descubrir espantado
al tigre, le mató con el cuchillo con que cortaba el pastel.

-Es una feliz historia de amor la que te he acabado de contar.
-Pero no puede ser feliz, el tigre fue muerto por su amado ciego.
-Es feliz porque hubo amor de verdad. El tigre amaba al ciego, y el
ciego amó, sin saber, al tigre. Era mucho mejor que cuando estaba con
el gato que no le amaba. Creo que quedamos solos ya, ¿no?

Carta abierta a Carola la perdida.

Hoy ví a tu hermana en la plaza, o por lo menos creo que era ella. Te está siguiendo los pasos, andaba con una polera de un grupo que no conozco, jeans negros y bototos de milico. No se parece mucho a tí, es verdad, pero sí un poquito.

¿Dónde estarás ahora? Nadie sabe donde estás, ni siquiera el viento. ¿Estarás bien, o seguirás peleando contra tí misma? Quizás sigas en Rancagua. Quizás. Se extraña tener con quién conversar.