Hoy ví a tu hermana en la plaza, o por lo menos creo que era ella. Te está siguiendo los pasos, andaba con una polera de un grupo que no conozco, jeans negros y bototos de milico. No se parece mucho a tí, es verdad, pero sí un poquito.
¿Dónde estarás ahora? Nadie sabe donde estás, ni siquiera el viento. ¿Estarás bien, o seguirás peleando contra tí misma? Quizás sigas en Rancagua. Quizás. Se extraña tener con quién conversar.
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