El diario de vida de un hombre que se revolcó en mil desiertos.
Irreprimible
Al final, el peso de las sábanas me aplastaba. Calientes, húmedas, un gusano pisado por la planta desnuda del pie de un niño. Sentir el calor de las propias entrañas que se escapan, ahogado por la falta de sangre. Eso es el verano.
1 comment:
te hace falta una sandía...
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