Ayer en la noche, camino a casa, sentí como mi vejiga estaba por explotar. Me faltaba bastante para llegar así que decidí evacuar en un rincón oscuro, como a una cuadra antes de la casa de Almendark. Normalmente no hago esas cosas, pero realmente era una emergencia. Me bajé el cierre y mientras subía el vapor desde el suelo pensé que quizá no era la opción más adecuada, pero en realidad no me aguantaba más las ganas.
Cuando terminé me guardé la "cosa" y me fuí caminando, más relajado, y más vacío allá abajo. Una sensación incomparable, aquellos que hayan aguantado semejante deseo de orinar por más de dos horas me entenderán.
Y saben, creo que en alguna parte en la biblia pone "No orinarás en la calle". Por eso fue castigado por Dios. Dios puso justo bajo mi pie una caca amarilla, viscosa, maloliente y con restos identificables de comida. Fue el trabajo de Dios, el castigarme por una falta urinaria con una fecal.
Dios existe, te está vigilando, y está siempre listo a dejar caca en el lugar donde apoyarás tu pie.
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