Lunes 29 de marzo del 2005
He tenido hipo todo el día, y he visto pocas cosas hoy. Entre otras, la vida, la muerte. la esperanza de seguir vivo. Cuando se estaba muriendo el gato, ronroneaba al principioporque por fin su madre le ponía atención. Al rato dejó de hacerlo; quizá se dió cuenta, con su limitada experiencia, que algo iba mal, y tuvo miedo. O tan sólo le dolía demasiado, después de todo el perro hizo pedazos todo su cuerpo. Le movías y le dolía. Le tocabas y le dolía. Me tocó verlo en el instante exacto en que murió.Intentaba chillar. Le toqué su patita con el dedo, se sujetó firme de este, y ya no apretó más. Y se murió, y esa fue la gran participación de "gatito naranja sin nombre"en la vida, gracias por hacerse presente, ahora váyase a la casita. ¿Cómo, que no hay vida después de la muerte? Ah, bueno, desaparezca entonces de la historia. ¡Y qué nos hará diferentes de los gatitos naranja sin nombre, oh gran señor de la mentira!
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