Largas, 11 de marzo de 2005
Saben, tenía las piernas largas, y era bonita. No porque tuviera las piernas largas, ni nada de lo que los cerdos gustan de comer entre eructos. Tenía una bonita sonrisa en la cara, se notaba que estaba contenta. Posiblemente, por algo banal. Salía de un ciber café, con la falda demasiado corta, quizá para lucir esas piernas largas y delgadas. Miraba a su acompañante, otra colegiala con el uniforme a juego. Comentaba algo, y se desapareció. Se desapareció de mi vida. Y no me importa, realmente. Tengo el recuerdo de la colegiala de la sonrisa bonita y piernas largas en mi mente, y durará lo que tenga que durar. Luego, la olvidaré, y no me dolerá haberla olvidado. Pero hay otras cosas que me entristece mucho haber olvidado. Olvidé otras sonrisas, otras voces, otros cabellos. Quizá, nunca me di cuenta si eran importantes. Quizá no fueron importantes, pero, habría sido agradable conservar esos cachureos de la memoria.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment